martes, 9 de abril de 2013

Soberanía alimentaria


soberaniaalimentaria
El término “Soberanía alimentaria” hace referencia a la reivindicación del control, por parte de la población, de su propia alimentación. Algo que parece tan evidente para el ser humano, en realidad no se está dando en la actualidad, ya que la alimentación se ha convertido en un gran negocio y en una forma de dominio.
En el Foro Europeo para la Soberanía Alimentaria celebrado el verano de 2011 en la ciudad austríaca de Krems, la agenda europea para la reconstrucción de la Soberanía Alimentaria basó sus actuaciones en cinco aspectos básicos:
Producción y consumo:
Estabilizar los sistemas productivos para cubrir las necesidades básicas de la población y no paraespecular con el precio de los alimentos, utilizando sistemas respetuosos con el medio ambiente como la agricultura ecológica.
Esto conlleva la conservación de la biodiversidad, ya que se recuperan variedades tradicionales de semillas, más adaptadas a cada zona, frente al uso de semillas híbridas mucho menos resistentes y adaptadas al medio y sólo útiles para una cosecha, lo que provoca que el campesino tenga que volver a comprarlas y dependa de las multinacionales. Esto hace que poco a poco se elimine la biodiversidad lograda por todos nuestros antepasados.
Todo esto daría lugar a que en cada zona nos alimentáramos de lo que nos da la naturaleza en cada temporada, sin depender de productos de otras áreas.
Distribución de alimentos
Utilización de canales cortos de comercialización de los alimentos, de forma que haya una relación directa entre los productores y los consumidores, sin intermediarios, de manera que se pueda conseguir un precio más justo para ambas partes. Esto reduciría también sustancialmente la contaminación y el gasto económico por el transporte.
Así mismo el consumidor tiene la posibilidad de conocer de primera mano cómo se producen los alimentos. Para conseguir todo esto deberán crearse nuevas normativas higiénicas sanitarias adaptadas a la nueva realidad que faciliten este tipo de producción y, al mismo tiempo, garanticen la seguridad de los alimentos, además de identificar con claridad los productos como los ecológicos o los transgénicos.
Condiciones sociales y laborales
Si se consigue un precio justo para el agricultor se dignifica su tarea ya que mejoran las condiciones de trabajo, se facilita su regularización legal en cuanto a permisos de trabajo y pagos, como el de la Seguridad Social y, en general, se evita la explotación de las personas, como está ocurriendo actualmente con la producción agrícola industrial, debido a la guerra de precios por la especulación.
Defensa de lo común
Recuperar el control por parte de todos de los recursos naturales como el agua, los bosques, la energía, el conocimiento o la cultura ya que se encuentran bajo el control político o de los mercados, lo que ha conllevado en muchas ocasiones a la injusticia social y al deterioro del medio ambiente.
Cambio del sistema económico agrario a escala mundial
Las políticas agroalimentarias deben garantizar los precios justos y estables para el agricultor, las prácticas agroecológicas, la creación de comunidades y mercados locales, el incremento del número de personas dedicadas a la agricultura, la prohibición de la especulación alimentaria y el acaparamiento de las tierras (latifundios), la derogación de las políticas de los agrocombustibles y la resituación de los “debates globales” en el marco de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura) y no sólo de la OMC (Organización Mundial del Comercio), meramente comercial.
Todas estas medidas podrían ser una herramienta para combatir la crisis económica actual, asentando las bases de una nueva economía relocalizada, en la que se crearía un robusto sector primario local que primero cubriría las necesidades de cada zona y después comercializaría los excedentes con las regiones más cercanas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario